Una Educación Literaria para los Nativos Digitales

Al hablar de jóvenes o, más concretamente, de los nativos digitales, si hablamos de literatura es necesario preguntarse de qué literatura hablamos, qué literatura aprenden los jóvenes que usan los nuevos medios o qué literatura se produce teniendo en cuenta estos nuevos marcos.

jueves, 25 de noviembre de 2010

En procura de un ABC digital

Una de las preguntas más frecuentes de nosotros los profesores de literatura tiene que ver con el futuro de la literatura. ¿Cuál es el futuro de la literatura de cara al nuevo entorno cultural signado por el advenimiento de las nuevas tecnologías digitales y las nuevas rutinas de aprendizaje? ¿Qué tipo de literatura transita a través de las nuevas redes? ¿Es posible hablar de literatura en este marco en donde impera el tránsito inmediato de los mensajes, la brevedad de los textos, el carácter semiótico (eminentemente visual) de los lenguajes modernos? Es claro que asistimos a un momento de cambio de la dominancia de los discursos literarios de carácter estrictamente lingüísticos al imperio de unas formas de predominio semiótico.



Es muy fácil adoptar frente los nuevos medios de comunicación una posición de rechazo e incluso calificar este nuevo tipo de tendencias de frívolas o sancionarlas prematuramente acusándolas de confabulaciones del mercado dominante. Si bien es cierto, estas nuevas formas vienen acompañadas de una arremetida de la moda, de la publicidad, del nuevo erotismo tecnológico, es igualmente cierto que a la par de los dispositivos físicos o de los sistemas electrónicos, encontramos un cambio en la manera de aprender, buscar información; una nueva forma de leer y escribir; una manera versátil y sorprendente de publicar la información y ponerla en movimiento, apenas imaginada dos décadas atrás cuando nuestros trabajos finales, papers o tesis de grado dormían en los anaqueles el sueño de los justos. Hoy, en contraste, los avances de la mayor parte de los ejercicios académicos se publican en blogs, se discuten en redes de especialistas; los anteproyectos y avances se cuelgan en la red  y se someten al estudio de pares académicos.


En el ámbito literario, y en relación con las nuevas formas que adopta la literatura, mencionaré sólo tres ejemplos: uno, el nuevo espacio que representan los blogs como espacios de intercambio o de circulación de las reflexiones y las novedades sobre literatura[1]; dos, el desarrollo de las bases hipertextuales (Landow, 2005) que alteran por completo el modelo de acceso lineal a los textos literarios[2]; tres, las narrativas transmediales y las nuevas formas de ficción digital (Thomas, 2007; Jenkins, 2005). Angela Thomas, profesora de literatura inglesa, artes y medios educativos en la Universidad de Sydney, menciona en una lista –aún precaria- sobre las nuevas formas de tránsito de la literatura a través de los medios digitales las siguientes:
  • Flash fictions
  • Webisodics
  • Filmic Fiction – Youtube fiction
  • Blog Fiction
  • Flickr Fiction
  • Mobile Phones Fiction
  • SMS Fiction
  • Fan Fictions
  • Distributed Narratives
  • Cross Media Narratives
  • Interactive Fiction
  • Machinima
  • ARGs (alternative reality games)
  • MMORPG role playing (massively multiplayer online role-playing game)
  • Twitter micro fictions
  • 6 word micro narratives
  • Wiki novels
  •  
La lista y las opciones se incrementan cada día y cambia con la irrupción de cada nueva plataforma o dispositivo de transmisión (por ejemplo con el reciente lanzamiento del Ipad). El objetivo del proyecto de investigación titulado Una educación literaria para los jóvenes es precisamente establecer cómo transita la literatura en este nuevos vehículos, qué literatura transita, qué papel juegan los distintos actores en este proceso (los lectores y escritores), de qué manera cada una de  esta formas consulta y confronta el concepto de literatura que tiene la escuela.




En Digital Learning, Confronting the Challenges of Participatory Culture; Media Education for the 21st Century[3], Henry Jenkins aborda de manera expresa el reto de señalar lo que bien podríamos llamar un ABC de la era digital, un ABC familiar para los más jóvenes –para los nativos digitales– y a veces distante para los mayores y, en particular, para la escuela. Si bien la mayoría de los docentes cada día estamos más acostumbrados a los documentos en pdf y a las versiones digitales de las obras literarias, lo cierto es que estas formas son apenas formatos paralelos a la biblioteca canónica. La mayoría de las docentes imprimen las versiones pdf para evitar leer en la pantalla; llaman al destinatario para confirmar que han enviado o recibido un correo electrónico o, precisamente suelen envían emails (un sistemas asincrónico) en lugar de chatear o colgar un aviso en el muro (sistemas sincrónicos), en suma, una serie de síntomas que ponen en evidencia que venimos de una era distinta, donde los libros y en particular las formas impresas jugaban un papel crucial.
Mientras para la mayoría de los docentes el asunto en general pasa por una suerte de irrupción de una nuevas tecnologías, Jenkins señala que lo que está sucediendo tiene que ver con el surgimiento de una nueva condición cultural, que se podría denominar la cultura de la participación; una nueva manera de acceder y de operar a través de los medios, capaz de crear un tipo absolutamente nuevos de relaciones y que se caracteriza al menos por presentar los siguientes rasgos:
  • Pocas o mínimas barreras para la expresión artística y los compromisos cívicos.
  • Fuerte apoyo y confianza para crear y compartir las creaciones propias.
  • Un tipo informal de monitoreo por parte de expertos (o de maestros).
  • Confianza en las conexiones con otros.


Según Jenkins, esta nueva forma cultural que cada día ocupa un papel más preponderante en la rutina cotidiana de los más jóvenes se da a través de cuatro tipos de relaciones: 1) las afiliaciones, o membrecías formales o informales a comunidades online; 2) las expresiones, producción de nuevas formas creativas, por ejemplo, digital sampling[4], skinning[5], modding[6], fan videomaking - video aficionado, fan fiction writing, zines[7], mash ups[8]; 3) la resolución de problemas a través de entornos colaborativos: trabajo en equipos, formales o informales para completar tareas o desarrollar nuevos conocimientos (p. e. wikipedia, alternative reality gaming, spoiling)[9]; y 4) la circulación, que moldea en tráfico de información a través de blogs o los podcasting.
Todas estas formas de participación han generado sin duda alguna nuevas formas de aprender entre pares, un cambio de actitud hacia la propiedad intelectual, una diversificación de la expresión cultural, el desarrollo de destrezas altamente apreciadas para cualquier tipo de trabajo y una concepción de ciudadanía mucho más comprometida.
Lo peculiar de esta nueva cultura participativa es que involucra de manera directa destrezas que solo pueden darse a través de la colaboración y el trabajo de redes. Este nuevo conjunto de competencias o de destrezas sociales son esenciales a la hora de sortear los retos que impone el nuevo marco transmedial y tecnológico. Entre tales destrezas encontramos:



·         Juego (Play). La capacidad de experimentar con su propio entorno como una forma de resolución de problemas.
·         interpretación (Performance). La habilidad de adoptar identidades alternativas con el propósito de improvisar acciones y adelantar descubrimientos.
·         Simulación (Simulation). La habilidad de interpretar y construir modelos dinámicos del mundo real.
·         Apropiación (Appropiation). La habilidad de seleccionar y mezclar significativamente contenidos tomados de los medios y recursos al alcance.
·         Multitarea (Multitasking). La habilidad de recorrer (scan) su propio entorno y enfocarse de acuerdo con sus necesidades en los detalles claves.
·         Cognición distribuida (Distribuited Cognition). La habilidad de interactuar significativamente con herramientas que expanden las capacidades mentales.
·         Inteligencia colectiva (Collective Intelligence). La habilidad de reunir conocimientos comunes y compararlos con los de otros con miras a resolver propósitos comunes.
·         Juicio (Judgement). La habilidad de evaluar los niveles de confianza y la credibilidad de diferentes fuentes de información.
·         Navegación transmedial (Transmedia Navigation). La habilidad de seguir el flujo de las historias y la información a través de múltiples modalidades.
·         Trabajo en red (Networking). La habilidad de buscar, sintetizar y propagar información.
·         Negociación (Negotiation). La habilidad de viajar a través de diversas comunidades, abordando o rechazando múltiples perspectivas, y tomando y siguiendo normas alternativas. (Jenkins, 2006: 4)
La tarea es larga, pues en primer lugar hemos de acercarnos cada una de estas nuevas  rutinas de lectura y aprendizaje para, entonces sí preguntarnos, cómo se mueve lo literario, y la naturaleza de lo literario en el entorno de los nativos digitales.
Uno de los desafíos de la escuela es hacer un recorrido por este tipo de destrezas, capacidades, habilidades, rutinas frecuentes de los jóvenes que en este ejercicio hemos denominado nativos digitales[10].




Referencias bibliográficas
Jenkins, Henry (2005). Convergence Culture. Where Old and New Media Collide. Nueva York. New York university Press.
Jenkins, Henry (2006). Confronting the Challenges of Participatiry Culture: Media Education for the 21st Century. Chicago, The MacArthur Foundation, www.digitallearning.macfound.org.

Landow, George (2005). Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología Colección Hipermedia nº 2. Barcelona, Ediciones Paidós, 1995. 284 pp.

Prensky, Marc. (2001) Digital natives, digital inmigrants. En  On the Horizon (MCB University Press, Vol. 9 No. 5, October 2001). Vresión pdf con acceso en www.marcprensky.com
Thomas, Angela (2007) Digital fiction. Power Point Presentation, en SlideShare: http://www.slideshare.net/anya/digital-ficition



[1] Un ejemplo de ello lo encontramos en el blog La flor de Colerdige, blog del semillero de literatura Los Kirikú, creado en el PC LEBEHLC de la Universidad Distrital y administrado por egresados y estudiantes del PC. www.flordecoleridge.blogspot.com.
[2] El mejor ejemplo que conozco es el del Poema La tierra baldía, de T. S. Elliot. http://eliotswasteland.tripod.com/
[3] Publicado por el programa Building the new field of digital media and learning por la MacArthur Foundation, spotlight.macfound.org
[4] Digital Sampling o muestreo digital, por ejemplo, de fragmentos o piezas musicales.
[5] En computación, un skin (piel) es una especie de signo gráfico que afecta la apariencia de una interfase electronic y que se puede aplicar a diferentes tipos de software y sitios web para identificar algunos temas o gustos de un grupo de usuarios.
[6] El modding es el arte o técnica de modificar estética o funcionalmente partes de una computadora, ya sea la torre, mouse, teclado o monitor. Wikipedia.
[7] Zine (abreviación de fanzine) es una publicación breve de corta circulación con textos e imágenes originals o tomadas de otros autores. Es por lo regular un tipo de publicación enviado a través de correo y que suele emplear modelos de diseño preestablecidos.
[8] Un mashup o un blend (también se escribe mash up y mash-up) es una canción o una composición creada mezclando dos o más canciones pregrabadas, usualmente sobreponiendo la parte vocal sobre una base instrumental.
[9] The spoilers (literalmente descomponedores) son la versión en los entornos digitales de lo que en los escenarios de la crítica literaria llamamos deconstructores, en este caso, un tipo de deconstrucción sobre los sistemas de producción de medios. Es una comunidad que comparte su crítica y análisis, como ellos mismos lo afirman, “en procura de la verdad”.
[10] Nativos digitales. Término acuñado por Marc Prensky en 2001, en los siguientes términos y en oposición a inmigrantes digitales. “Today`s students – K through college – represent the first generations to grow up with this new technology. They have spent their entire lives surrounded by and using computers, videogames, digital music players, video cams, cell phones, and all the other toys and tools of the digital age. Today`s average college grads have spent less than 5,000 hours of their lives reading, but over 10,000 hours playing video games (not to mention 20,000 hours watching TV). Computer games, email, the Internet, cell phones and instant messaging are integral parts of their lives…  What should we call these “new” students of today? Some refer to them as the N-[for Net]-gen or D-[for digital]-gen. But the most useful designation I have found for them is Digital Natives. Our students today are all “native speakers” of the digital language of computers, video games and the Internet… So what does that make the rest of us? Those of us who were not born into the digital world but have, at some later point in our lives, become fascinated by and adopted many or most aspects of the new technology are, and always will be compared to them, Digital Immigrants.” (Prensky, 2001)

2 comentarios:

  1. Referir los procesos de cognición en la actualidad necesariamente nos remite a una revisión del entorno social y cultural que nos rodea, por lo que no resulta fortuito decir que las nuevas generaciones vinculen sus aprendizajes más a la interacción (o interactividad) continua con las nuevas tecnologías, que a los que se supone surgen desde las instituciones escolares. De este modo, es claro que la educación se ve abocada a asumir un gran reto que va más allá de la mera implementación de dispositivos electrónicos para encerrar en un "aula especializada", cuando paradójicamente ni siquiera los docentes se han especializado para el uso adecuado de los mismos; o aún peor, ante la imposibilidad de compaginar con estos medios y sugerir estrategias didácticas que los apropie, se les relega únicamente a partir de prejuicios o se les usa con recelo; así pues, entender y llevar al plano pragmático esto, ha sido la brecha entre quienes nacen y crecen inmersos en el entorno digital y quienes apenas se intentan naturalizar con él; es decir nativos e inmigrantes digitales respectivamente, desde lo que señala Mark Prensky en su texto Nativos digitales e inmigrantes digitales .

    A propósito de la enseñanza y en este sentido, Raine Koskimaa en su texto El reto del cibertexto: enseñar literatura en el mundo digital, habla de la gran dificultad que se tiene a la hora de entender el déficit lector y escritor de los estudiantes contemporáneos; ante lo cual alude que a la par del cambio tecnológico se ha dado toda una transformación a nivel sociocultural en los modos de pensar la realidad y conocer de los nativos digitales; cambios ligados precisamente al uso de esas herramientas mediáticas: televisión, internet, videojuegos, etc. Transformaciones que han dado lugar a otras formas de leer y escribir (y pensar), ante las cuales el docente en gran medida se querido hacer el de la vista gorda.

    Con esto señala además el autor, que aunque los niños carecen de una capacidad de leer o escribir desde lo que dicta lo tradicional, tienen un avance amplísimo en cuanto a su capacidad de manejo de lo digital; un uso que a su vez se presenta como herramienta tecnológica que permite avanzar cognitivamente como lo han hecho la escritura y la lectura desde su surgimiento y desarrollo. De igual modo, como señala Henry Jenkins en Formando niños en la era digital, podemos decir que el problema no es en sí lo que los medios de comunicación hacen en nuestros niños, sino analizar a profundidad lo que los pequeños (y en muchos casos no tan pequeños) hacen con y a partir de los dichos medios.

    Para concluir, Koskimaa nos da una idea de aproximación a esas nuevas formas de representación de la literatura en lo digital; que se muestran diversas y heterogéneas en lo que se ha denominado cibertexto. Y es que resulta más que evidente que las nuevas formas de expresión de la narrativa buscan nuevos horizontes plasmados en una riqueza semiótica antes inimaginable gracias al uso de recursos digitales, y no sólo la literatura se abastece de estas formas de conocer; sino que es la misma sociedad y la misma cultura la que se está construyendo o de-construyendo a partir de las formas de entender la realidad que nos plantean las nuevas tecnologías.

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  2. Referir los procesos de cognición en la actualidad necesariamente nos remite a una revisión del entorno social y cultural que nos rodea, por lo que no resulta fortuito decir que las nuevas generaciones vinculen sus aprendizajes más a la interacción (o interactividad) continua con las nuevas tecnologías, que a los que se supone surgen desde las instituciones escolares. De este modo, es claro que la educación se ve abocada a asumir un gran reto que va más allá de la mera implementación de dispositivos electrónicos para encerrar en un "aula especializada", cuando paradójicamente ni siquiera los docentes se han especializado para el uso adecuado de los mismos; o aún peor, ante la imposibilidad de compaginar con estos medios y sugerir estrategias didácticas que los apropie, se les relega únicamente a partir de prejuicios o se les usa con recelo; así pues, entender y llevar al plano pragmático esto, ha sido la brecha entre quienes nacen y crecen inmersos en el entorno digital y quienes apenas se intentan naturalizar con él; es decir nativos e inmigrantes digitales respectivamente, desde lo que señala Mark Prensky en su texto Nativos digitales e inmigrantes digitales .

    A propósito de la enseñanza y en este sentido, Raine Koskimaa en su texto El reto del cibertexto: enseñar literatura en el mundo digital, habla de la gran dificultad que se tiene a la hora de entender el déficit lector y escritor de los estudiantes contemporáneos; ante lo cual alude que a la par del cambio tecnológico se ha dado toda una transformación a nivel sociocultural en los modos de pensar la realidad y conocer de los nativos digitales; cambios ligados precisamente al uso de esas herramientas mediáticas: televisión, internet, videojuegos, etc. Transformaciones que han dado lugar a otras formas de leer y escribir (y pensar), ante las cuales el docente en gran medida se querido hacer el de la vista gorda.

    Con esto señala además el autor, que aunque los niños carecen de una capacidad de leer o escribir desde lo que dicta lo tradicional, tienen un avance amplísimo en cuanto a su capacidad de manejo de lo digital; un uso que a su vez se presenta como herramienta tecnológica que permite avanzar cognitivamente como lo han hecho la escritura y la lectura desde su surgimiento y desarrollo. De igual modo, como señala Henry Jenkins en Formando niños en la era digital, podemos decir que el problema no es en sí lo que los medios de comunicación hacen en nuestros niños, sino analizar a profundidad lo que los pequeños (y en muchos casos no tan pequeños) hacen con y a partir de los dichos medios.

    Para concluir, Koskimaa nos da una idea de aproximación a esas nuevas formas de representación de la literatura en lo digital; que se muestran diversas y heterogéneas en lo que se ha denominado cibertexto. Y es que resulta más que evidente que las nuevas formas de expresión de la narrativa buscan nuevos horizontes plasmados en una riqueza semiótica antes inimaginable gracias al uso de recursos digitales, y no sólo la literatura se abastece de estas formas de conocer; sino que es la misma sociedad y la misma cultura la que se está construyendo o de-construyendo a partir de las formas de entender la realidad que nos plantean las nuevas tecnologías.

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